¿Cómo decir todo lo que pienso?

¿Cómo decir todo lo que pienso?

Cómo pensar antes de hablar

Muchas veces, sobre todo en el ámbito empresarial, la gente utiliza palabras que cree conocer, pero que no conoce. Aunque lo hacen en un esfuerzo por parecer inteligentes y sofisticados, les sale el tiro por la culata, porque incluso un pequeño desliz puede hacer que la audiencia se centre sólo en eso, no en las ideas del orador. He aquí una guía sobre cómo utilizar (o no utilizar) nueve palabras y frases comunes en las organizaciones: begs the question, impacts on, in regard(s) to, less/fewer, methodology, moot, statistically significant, unique, and utilize.

Muchas veces, sobre todo en el ámbito empresarial, la gente utiliza palabras que cree conocer, pero que no conoce. Aunque lo hacen en un esfuerzo por parecer inteligentes y sofisticados, les sale el tiro por la culata, porque incluso un pequeño desliz puede hacer que el público se centre sólo en eso, no en las ideas del orador. Por supuesto, decir una palabra equivocada (normalmente) no cambia el juego. Pero si se comete ese tipo de error, se prepara una pregunta que nadie quiere que los clientes, los compañeros de trabajo o los empleadores empiecen a hacer: “¿Eres realmente tan inteligente?”

Cómo dejar de decir cosas sin pensar

Me di cuenta de que tenía miedo de decir que no porque mi mayor temor es el rechazo. Temía que cada vez que lo hiciera, decepcionaría a alguien, le haría enfadar, heriría sus sentimientos o parecería poco amable o grosero.

Me doy cuenta de que esto no es sólo un reto al que me enfrento yo, sino que muchas personas pasan por ello cada día. Es una carga pesada de llevar porque con el impulso de decir que sí también viene una falta de confianza en sí mismo y de autovaloración.

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Ahora que todos somos adultos, somos más maduros y capaces de tomar nuestras propias decisiones, así como de conocer la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. Por tanto, el no no debería ser una palabra prohibida, sino algo que decidimos nosotros mismos, basándonos en nuestro propio criterio.

Pero, lamentablemente, nos aferramos a nuestras creencias infantiles y seguimos asociando el no con ser desagradable, maleducado, antipático o egoísta. Nos preocupa que si decimos que no, nos sintamos humillados, culpables o avergonzados, y acabemos estando solos, rechazados o abandonados.

Mi jefe me llamó un día para preguntarme si podía trabajar el sábado siguiente. Como de costumbre, solté un educado “Sí, por supuesto, no hay ningún problema”. De hecho, tenía planes con mi novio, que me hacía mucha ilusión.

Decir todo lo que se piensa desordenado

Me he preguntado qué tipo de mensaje quiero darles; no utilizaría la palabra “vender”, pero en realidad creo que lo mejor que podría hacer, es darles una valoración sincera de cómo vemos la situación del euro desde Frankfurt.

Y lo primero que me ha venido a la mente es algo que se decía hace muchos años y que luego se dejó de decir: El euro es como un abejorro. Es un misterio de la naturaleza porque no debería volar pero en cambio lo hace. Así que el euro fue un abejorro que voló muy bien durante varios años. Y ahora -y creo que la gente se pregunta “¿cómo es posible?” – probablemente había algo en la atmósfera, en el aire, que hacía volar al abejorro. Ahora algo debe haber cambiado en el aire, y sabemos qué después de la crisis financiera. El abejorro tendría que graduarse en una abeja de verdad. Y eso es lo que está haciendo.

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El primer mensaje que me gustaría enviar, es que el euro es mucho, mucho más fuerte, la zona euro es mucho, mucho más fuerte de lo que la gente reconoce hoy. No sólo si se mira en los últimos 10 años, sino también si se mira ahora, se ve que en cuanto a la inflación, el empleo, la productividad, la zona del euro lo ha hecho igual o mejor que Estados Unidos o Japón.

¿Por qué digo cosas que no quiero?

La afasia es un trastorno del lenguaje que le dificulta leer, escribir y decir lo que quiere decir. A veces también dificulta la comprensión de lo que dicen otras personas. La afasia no es una enfermedad. Es un síntoma de un daño en las partes del cerebro que controlan el lenguaje.

Cualquiera puede tener afasia a cualquier edad, pero la mayoría de las personas con afasia son de mediana edad o mayores. La mayoría de las afasias se producen repentinamente a causa de un accidente cerebrovascular o una lesión cerebral. La afasia provocada por un tumor cerebral u otro trastorno cerebral puede desarrollarse lentamente con el tiempo.

Si las imágenes muestran signos de afasia, pueden ser necesarias más pruebas. Estas pruebas miden en qué medida el daño cerebral ha afectado a la capacidad de hablar, leer, escribir y comprender. En la mayoría de los casos, las pruebas las realiza un logopeda o terapeuta del habla (un especialista que trata los trastornos del habla y la comunicación).

La terapia específica depende del tipo de pérdida de lenguaje que tenga la persona. Puede incluir ejercicios de lectura, escritura, seguimiento de instrucciones y repetición de lo que dice el terapeuta. La terapia también puede incluir el aprendizaje de cómo comunicarse con gestos, imágenes, teléfonos inteligentes u otros dispositivos electrónicos.

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