¿Por qué es importante que el hombre se conozca a sí mismo según San Agustín?

Resumen de la filosofía de San Agustín

Agustín comienza con una declaración de alabanza a Dios; alabar a Dios es el deseo natural de todos los hombres. Al invocar a Dios, Agustín muestra su fe, porque no puede invocar a un Dios que no conoce. Dios llena toda la creación; Dios es perfecto, eterno, inmutable, omnipotente y fuente de toda bondad. Dios está más allá de la capacidad de Agustín para describirlo; le pide a Dios las palabras para describir tal grandeza. Agustín alega que es demasiado pequeño y débil para que Dios venga a él, pero sólo Dios puede ayudarle.

Agustín abre su biografía espiritual con una magnífica floritura de alabanza a Dios. El párrafo inicial contiene una de las declaraciones más famosas de Agustín sobre la relación de la humanidad con Dios: “Nos incitas a complacernos en alabarte, porque nos has hecho para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti” (traducción, Chadwyck). Esta frase concisa resume una proposición complicada, que es uno de los temas principales de la obra de Agustín y que el resto del comienzo simplemente reafirma y amplía: El ser humano anhela naturalmente “descansar” en Dios, conocerlo y armonizar su voluntad con la de Dios. Pero como son débiles y pecadores, los seres humanos no pueden esperar hacerlo sin la ayuda de Dios. De hecho, todos los impulsos humanos hacia Dios tienen su origen en Dios.

Filosofía de San Agustín ppt

San Agustín (354-430 d.C.), cuyo nombre original era Aurelius Augustinus, fue el obispo católico de Hipona, en el norte de África.    Fue un hábil retórico de formación romana, un prolífico escritor (que produjo más de 110 obras en un período de 30 años) y, por amplia aclamación, el primer filósofo cristiano.    Al escribir desde un punto de vista único como observador agudo de la sociedad antes de la caída del Imperio Romano, las opiniones de Agustín sobre la filosofía política y social constituyen un importante puente intelectual entre la antigüedad tardía y el mundo medieval emergente.    Por el alcance y la cantidad de su obra, muchos estudiosos lo consideran el filósofo occidental más influyente.

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Aunque Agustín no se consideraba un filósofo político o social en sí mismo, sus reflexiones sobre temas como la naturaleza de la sociedad humana, la justicia, la naturaleza y el papel del Estado, la relación entre la Iglesia y el Estado, la guerra justa e injusta y la paz han contribuido a la formación de la civilización occidental. Hay mucho en su obra que anticipa los principales temas de los escritos de los modernos como Maquiavelo, Lutero, Calvino y, en particular, Hobbes.

Citas de San Agustín sobre sí mismo

Estos tres tipos de enseñanza deben realizarse en lo que Agustín llamó el estilo restringido. Este estilo requiere que el profesor no sobrecargue al alumno con demasiado material, sino que se mantenga en un tema a la vez, que revele al alumno lo que se le oculta, que resuelva las dificultades y que se anticipe a otras cuestiones que puedan surgir. Los profesores también deben ser capaces de hablar de vez en cuando en lo que él llamaba el estilo mixto -utilizando frases y ritmos elaborados pero bien equilibrados- con el fin de deleitar a sus alumnos y atraerlos a la belleza del material. Los profesores también deben ser capaces de hablar en el estilo grandioso, cuyo objetivo es mover a los alumnos a la acción. Lo que hace que el estilo grandioso sea único no son sus elaboraciones verbales, sino el hecho de que sale del corazón -de la emoción y la pasión-, moviendo así a los alumnos a obedecer a Dios y a utilizar su creación para llegar a disfrutar plenamente de Dios. Esta respuesta esperada es totalmente coherente con la que probablemente sea la cita más famosa de la autobiografía de Agustín, Las confesiones: “Nos despiertas para que alabarte nos alegre, porque nos has hecho y atraído hacia ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en ti” (1997b, p. 3).

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Filosofía de San Agustín sobre el ensayo de sí mismo

Agustín habla de su infancia. Durante ese tiempo, observando cómo los adultos usan las palabras y utilizando el poder de la memoria, Agustín comprendió que una palabra indicaba una cosa determinada. Al aprender el lenguaje, Agustín se incorporó a la sociedad humana. A continuación, fue enviado a la escuela. Cuando era perezoso, lo golpeaban. El castigo le parecía miserable, aunque los adultos sólo se reían de su miseria. A Agustín le gustaba ver los deportes y los espectáculos de los adultos, y también era castigado por ello.

De niño, Agustín se inició en el cristianismo. Cuando cayó gravemente enfermo, suplicó ser bautizado. Su madre lo arregló, pero Agustín mejoró, así que su bautismo se pospuso. Agustín se lamenta de no haber sido bautizado de niño, pero su madre pensó que era mejor dejarle afrontar las tentaciones de la adolescencia antes del bautismo.

La infancia de Agustín es el tema de esta sección. Su descripción de cómo aprendió a hablar es encantadoramente sencilla, pero muestra el fino ojo de Agustín para observar el comportamiento humano. Es notable que describa su motivación para aprender a hablar como una motivación egoísta: Quería conseguir que los demás obedecieran sus deseos.

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