Filosofía en la escuela primaria
Cuando se lo preguntaron a 49 destacados colegas, los filósofos británicos Nigel Warburton y David Edmonds recibieron muchas definiciones diferentes, desde “es un proceso de reflexión sobre los conceptos más profundos” y “se trata de dar sentido a todo esto” hasta “es ingeniería conceptual” y “se trata de reflexionar críticamente sobre los acuerdos sociales y políticos y económicos”.
A pesar de la ausencia de una definición inequívoca, lo que se desprende de las respuestas es que la filosofía es un tipo de actividad que implica cuestionar la naturaleza de la realidad y de la existencia, tratando de encontrar el sentido de la experiencia humana.
Para recordar el amplio pero fundamental alcance de la disciplina, la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) creó en 2002 el Día Mundial de la Filosofía. Celebrado el tercer jueves de noviembre de cada año, el día subraya la importancia de este campo del conocimiento con el objetivo de fomentar su enseñanza en todo el mundo.
En la mayoría de los países, la filosofía es una asignatura que sólo se imparte en la escuela secundaria o en la universidad. Sin embargo, cada vez hay más interés en la idea de iniciar algún tipo de educación filosófica en la escuela primaria.
¿Debe enseñarse filosofía en las escuelas?
Laura D’Olimpio es presidenta de la Asociación Australiana de Filosofía en la Escuela (APIS Inc.), W.A. (http://waapis.com/about). La Federación de Asociaciones de Filosofía en las Escuelas de Australasia (FAPSA) es el organismo nacional que agrupa a la APIS y ambos no tienen ánimo de lucro.
Los niños son filósofos por naturaleza. Pregúntele a cualquiera que se haya encontrado con un niño de tres años preguntando constantemente “¿Por qué?”. Sin embargo, ¿cuántas veces alentamos las preguntas que hacen los niños y nos tomamos realmente el tiempo necesario para desarrollar el debate consiguiente?
La mente joven que cuestiona y exige la justificación de las normas aceptadas insinúa una búsqueda instintiva de sentido. Esa búsqueda puede alentarse y canalizarse en una dirección constructiva. Aquí es donde el estudio de la filosofía puede ayudar.
Los estudios han demostrado que los niños que estudian filosofía tienen más probabilidades de obtener mejores resultados académicos. También disfrutan de beneficios sociales adicionales, como una mejor autoestima y la demostración de empatía hacia los demás.
También se dice que hay menos acoso en el patio de la escuela y menos problemas de gestión del comportamiento. Esto se puso de manifiesto especialmente en la escuela estatal de Buranda, en Queensland, que adoptó el método de la comunidad filosófica de investigación (CoI) como enfoque para toda la escuela.
Significado de la filosofía primaria
El sentido de la curiosidad de un niño es algo maravilloso, pero no siempre se fomenta. Es hora de aprovechar la fascinación de los niños por las grandes cuestiones de la vida, mediante una enseñanza estructurada de la filosofía desde una edad temprana.
Los niños tienen una curiosidad infinita. Los padres y los profesores a menudo se quedan sin respuestas al constante por qué, por qué, por qué, y acaban respondiendo “porque lo digo yo” o “así son las cosas”. Como dice el filósofo australiano Peter Singer “A veces esas constantes preguntas de “por qué” que recibimos de los niños son aplastadas con demasiado vigor”.
Es una pregunta oportuna. Las generaciones más jóvenes de hoy se incorporarán a una fuerza de trabajo en la que la capacidad de considerar esas grandes preguntas “por qué” será más importante que nunca. Todas las industrias están sintiendo las implicaciones de la innovación tecnológica, a medida que la automatización y la inteligencia artificial asumen cada vez más tareas. Nuestra economía está sustituyendo poco a poco los músculos por los cerebros. ¿Cómo podemos reorientar nuestro sistema educativo para que las mentes jóvenes no dejen de preguntarse “por qué”? Por suerte, gran parte de una de las respuestas se encuentra en una materia que nos acompaña desde hace milenios: la filosofía.
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La filosofía es una de las disciplinas más antiguas y prestigiosas, y hasta hace poco se pensaba que era demasiado difícil y poco interesante para los niños (y, de hecho, para muchos adultos). Sin embargo, considere cuántas cuestiones filosóficas perennes suelen encontrar los niños de tan sólo cuatro o cinco años:
La experiencia de los últimos treinta años en la práctica de la filosofía con niños y adolescentes nos ha demostrado que no sólo son capaces de hacer filosofía, sino que la necesitan y la aprecian por las mismas razones que los adultos. Los niños piensan constantemente y reflexionan sobre sus pensamientos. Adquieren conocimientos e intentan utilizar lo que saben. Y quieren que su experiencia tenga sentido: que sea valiosa, interesante, justa y bella. La filosofía ofrece a los niños la oportunidad de explorar conceptos comunes pero desconcertantes, de mejorar su pensamiento, de dar más sentido a su mundo y de descubrir por sí mismos lo que hay que valorar y apreciar en ese mundo.
La aparición de la Filosofía para Niños coincide también con el reconocimiento, surgido en el tercer cuarto del siglo XX, de que los niños son capaces de pensar de forma crítica y creativa, y de que uno de los principales objetivos de la educación debería ser ayudar a los niños a ser más razonables: la “cuarta R”. Y si la lectura y la escritura se enseñan a los niños a través de la disciplina de la literatura, ¿por qué no poner a su disposición el razonamiento y el juicio a través de la disciplina de la filosofía? Sin embargo, estos beneficios no provienen del aprendizaje de la historia de la filosofía o de los filósofos. Al igual que ocurre con la lectura, la escritura y el cálculo, los beneficios de la filosofía se obtienen a través de la práctica, mediante la participación activa en la investigación filosófica rigurosa.