Mis padres no me dejan cometer errores
Muchos de los siguientes errores se cometen en nombre del amor. Con demasiada frecuencia creemos que estamos ayudando a nuestros hijos cuando los resultados a largo plazo de lo que hacemos pueden ser desalentadores. Otros errores se cometen porque simplemente no sabemos qué más hacer. Afortunadamente, uno de los principios fundamentales de la Disciplina Positiva es que “los errores son maravillosas oportunidades para aprender”. Así que no te castigues si has cometido algunos de estos errores. Los niños son muy cariñosos y perdonan, y tenemos la oportunidad de modelar para ellos cómo podemos aprender de nuestros errores.
2. Sermonear e imponer consecuencias en lugar de hacer preguntas curiosas para ayudar al niño a explorar las consecuencias de sus elecciones. Los niños exploran las consecuencias de sus elecciones cuando se les pregunta qué ha pasado, qué ha provocado que ocurra, cómo se sienten al respecto, qué han aprendido de ello y qué ideas tienen para resolver el problema.
3. No tener en cuenta lo que el niño está pensando, sintiendo y decidiendo. Los niños siempre están tomando decisiones a nivel subconsciente. Estas decisiones conforman su personalidad y su comportamiento. Un niño castigado puede decidir: “Me siento herido, así que te devolveré el daño”. “Me siento avergonzado y apenado, así que me rendiré”. “Me siento impotente, así que usaré mi poder para derrotarte”. Algunos pueden convertirse en adictos a la aprobación y decidir: “Soy malo, así que intentaré ser bueno para ganarme tu amor”. El mayor regalo que puedes hacer a tus hijos es ayudarles a descubrir y creer: “Soy capaz”.
Errores que cometen las madres
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Ser padre puede ser una experiencia angustiosa, sobre todo si le preocupa no hacerlo todo bien. Pero usted es un ser humano y cometerá errores de crianza. Recuerde que no está solo. Todos los padres cometen errores.
Puedes evitar algunos errores comunes en la crianza de los hijos si sabes qué buscar. Si aprende a superar estos errores comunes de crianza, estará un paso más cerca de convertirse en un padre más eficaz. He aquí 11 errores de crianza a los que hay que prestar atención.
Ya sea porque piensan que ciertos problemas no tienen solución o porque simplemente se apresuran a aceptarlos, muchos padres soportan meses o años de frustración. Estos problemas comunes pueden incluir batallas a la hora de dormir, despertares nocturnos frecuentes o rabietas y problemas de comportamiento en niños mayores.
¿Todos los padres se equivocan?
Como adultos de buena fe, sabemos que no hay ninguna razón válida para tener miedo de la gran pizarra deslizante y que, en el gran esquema de las cosas, realmente no importa que se queden sin los donuts rosas con chispitas moradas.
Creo que la lección de vida más poderosa es cuando los niños ven que sus padres meten la pata, y luego la manejan con dignidad e integridad. Eso puede significar confesar una mala acción, disculparse por haber herido a alguien, trabajar para remediar una situación y/o encontrar formas de fortalecerse a partir de ella.
Cuando nos centramos más en querer agradar a nuestros hijos que en querer que se conviertan en adultos respetuosos y responsables, se trata de nosotros, no de ellos. Se trata de nuestra necesidad de validación. Y eso no les hace ningún favor a nuestros hijos a largo plazo.
Pero esa perspectiva puede llevarnos a no buscar ayuda profesional externa, incluso cuando esa ayuda se necesita desesperadamente, ya sea para el niño pequeño que debe ver a un terapeuta del habla por sus retrasos en el desarrollo o para el joven de dieciséis años que necesita hablar con un consejero sobre el empeoramiento de su depresión.
Problemas con los padres
Cuando mis hijas eran pequeñas, el largo plazo no resonaba en mí. Entonces se trataba de sobrevivir, de satisfacer las necesidades diarias y de mantener la cabeza fuera del agua. Hay varios años que permanecen borrosos, y sólo cuando veo fotos y vídeos antiguos se disparan los recuerdos.
Pero ahora que mis hijos están madurando, la niebla se disipa. Ya no soy una prenda de la paternidad, sino un miembro adoctrinado. La ventaja de esta etapa es que mis hijos quieren pasar tiempo conmigo. Tenemos conversaciones reales que revelan sus hermosas personalidades.
Ser consciente de su futuro ha cambiado mi paradigma de crianza, porque lo que hace felices a mis hijos a los 10 o 15 años es algo diferente de lo que les hará felices a los 25, 30, 40 y más.
Hace un tiempo me encontré con algunos artículos y libros interesantes que ahondan en lo que los psicólogos están viendo hoy en día: un número récord de veinteañeros que están deprimidos y no saben por qué. Estos jóvenes adultos afirman haber tenido una infancia mágica. Sus padres son sus mejores amigos. Nunca experimentaron una tragedia o algo más que decepciones normales.
