Según un estudio, no es difícil cambiar nuestros hábitos cotidianos
El comienzo del año es una época en la que la gente hace planes y propósitos para los meses siguientes. Los estudios demuestran que aproximadamente el 80% de estos propósitos no duran más que a mediados de febrero. Introducir cambios en la vida, así como crear nuevos hábitos, es una tarea difícil que requiere resistencia y una gran motivación. Por eso es conveniente averiguar primero cómo funciona este proceso y cómo apoyar a los empleados -y a uno mismo- en la transformación del comportamiento.
La mayoría de las veces, el cambio es un proceso estresante, complicado y complejo. Para lograr el cambio, hay que romper con la rutina, salir de la zona de confort y gastar mucha energía en adaptarse a nuevas condiciones y formas de funcionamiento. El tipo de cambio más difícil es el que pretende modificar su comportamiento.
Las mentes humanas son como ordenadores eficientes: para ahorrar su capacidad de procesamiento, crean vías de comportamiento automatizadas y elaboran hábitos repetitivos. Gracias a este mecanismo, las personas son capaces de realizar algunas tareas cotidianas de forma automática, sin concentrarse en ellas, como caminar, lavarse los dientes o cerrar la puerta de su piso. Cuando se intenta formar un nuevo hábito, el cerebro se encuentra con una disonancia. Su parte racional y consciente, la encargada de controlar sus comportamientos y su planificación, necesita tomar el mando de este mecanismo y realizar una serie de repeticiones para introducir un cambio duradero. Esto requiere mucho esfuerzo y perseverancia.
Qué son los hábitos
Si sabes que algo es malo para ti, ¿por qué no puedes dejarlo? Cerca del 70% de los fumadores dicen que les gustaría dejarlo. Las personas que abusan de las drogas y el alcohol luchan por dejar las adicciones que dañan sus cuerpos y destrozan familias y amistades. Y muchos de nosotros tenemos un exceso de peso poco saludable que podríamos perder si comiéramos bien y hiciéramos más ejercicio. Entonces, ¿por qué no lo hacemos?
Los hábitos pueden surgir a través de la repetición. Son una parte normal de la vida, y a menudo son útiles. “Nos levantamos cada mañana, nos duchamos, nos peinamos o nos lavamos los dientes sin ser conscientes de ello”, dice Volkow. Podemos conducir por rutas conocidas con el piloto automático mental sin pensar realmente en las direcciones. “Cuando los comportamientos se vuelven automáticos, nos dan una ventaja, porque el cerebro no tiene que utilizar el pensamiento consciente para realizar la actividad”, dice Volkow. Esto libera a nuestro cerebro para que se concentre en otras cosas”.
Los hábitos también pueden desarrollarse cuando los acontecimientos buenos o agradables activan los centros de “recompensa” del cerebro. Esto puede establecer rutinas potencialmente dañinas, como comer en exceso, fumar, abusar de las drogas o el alcohol, apostar e incluso usar compulsivamente el ordenador y las redes sociales.
¿Cuántos hábitos se pueden crear a la vez?
Fumar un cigarrillo, esnifar cocaína o beber hasta caer en el olvido son hábitos fáciles de adoptar porque encienden el cerebro con el neurotransmisor dopamina (y un montón de otras sustancias químicas del placer).
Por ejemplo, los estudios han demostrado que el consumo de una pequeña cantidad de chocolate después del entrenamiento libera sustancias químicas y neurotransmisores similares a los que finalmente se liberarán por el propio entrenamiento.
Pues bien, si realmente quieres que tus nuevos hábitos se mantengan, debes ser sincero contigo mismo y enfocar tus nuevos hábitos de forma realista y progresiva (al fin y al cabo, la vida es un maratón, no un sprint).
Cuánto tiempo se tarda en crear un hábito
Los profesionales de la salud son únicos: No sólo tenemos que trabajar en nuestro propio cambio de comportamiento, sino que a menudo tenemos que influir en el cambio de comportamiento de otros: nuestros pacientes. Megan Call, directora del Centro de Resiliencia de U of U Health, explica por qué es tan difícil y ofrece pasos para hacerlo más fácil.
A lo largo de cuatro sesiones, mi paciente, Stacey, y yo trabajamos para conseguir sus objetivos de dormir más, revisar menos su correo electrónico y pasar más tiempo de calidad con su familia. Desarrolló y utilizó con éxito estrategias que le hicieron sentir que estaba participando en la vida de una manera más significativa y satisfactoria. Durante una reunión de seguimiento un mes más tarde, Stacey expresó su frustración por volver a su forma habitual de funcionar. Describió que se quedaba despierta hasta más tarde de lo que quería para responder al correo electrónico, que era brusca con su familia y que sentía que nunca iba a cambiar. ¿Qué ocurre aquí?
El cambio de un comportamiento, como el cumplimiento de un propósito de Año Nuevo, no es un proceso simple y lineal. El cambio de comportamiento es complicado y complejo porque requiere que una persona interrumpa un hábito actual y, al mismo tiempo, fomente un conjunto de acciones nuevas, posiblemente desconocidas. Este proceso lleva tiempo, normalmente más del que preferimos. Algo tan sencillo como beber un vaso más de agua al día puede tardar una media de dos meses en convertirse en un comportamiento consistente y habitual.
