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Si no fuera por su determinación y su incansable esfuerzo, es muy posible que Deborah De Luca hubiera seguido un camino diferente, lejos de su actual posición como una de las DJs más solicitadas del mundo. Tras haber trabajado como bailarina en Riccione, en la costa de Italia, hace más de diez años, De Luca estuvo constantemente expuesta a la cultura de club y al arte del DJ, algo que despertó su interés tras observar a varios DJs trabajando en el club. Atrapada por la curiosidad de saber más, aprendió a mezclar y pinchó por primera vez en el mismo local en el que bailaba profesionalmente. En el camino se encontró con muchas dificultades, desde la falta de dinero hasta la falta de oportunidades en el circuito de la música electrónica napolitana, pero su persistencia prevaleció a medida que tocaba más sets y se aventuraba en la producción. El lanzamiento de su sello Sola Mente en 2012 fue un punto importante en su trayectoria, que le permitió publicar su propio material y apoyar los lanzamientos de una plétora de nombres tanto emergentes como establecidos. Ahora, con una fructífera carrera construida por sí misma, el perfil de De Luca sigue creciendo a la par que su abultada agenda de giras. Una de sus próximas fechas es su regreso a nuestro espacio el próximo viernes, así que antes de unirse a nosotros, eligió algunos de los temas que influyeron en sus gustos musicales y en su vida hasta la fecha.
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Ninguna descripción precisa de la cultura de la música electrónica estaría completa sin una mención especial a Deborah De Luca. Ampliamente reconocida como una de las más destacadas abanderadas del Techno a nivel mundial y habitual en las cabinas de los DJs más distinguidos del mundo, Deborah tiene la capacidad única de paralizar a las multitudes con sus sets cargados de electricidad y técnicamente matizados, fusionando el hard techno con grooves minimalistas y paisajes sonoros melódicos con un efecto absorbente. Pionera en el uso de las redes sociales como herramienta de promoción, a la vez que se las arregla para mantener un fuerte sentido de la discreción en su vida privada, Deborah no tiene rival en cuanto a su determinación y pasión, ganándose a pulso su actual estatus como uno de los talentos más excitantes surgidos de la escena Techno internacional en la última década.
Nacida a la sombra del infame Vele di Scampia -uno de los distritos más duros de Nápoles-, la ahora mundialmente reconocida DJ, productora y jefa de sello vino de orígenes humildes, forjando su camino hacia el éxito internacional contra pronósticos improbables. Sin embargo, esto se convertiría en su obra. “No hay que dejar que nadie te diga lo que puedes o no puedes llegar a ser”, explicó en una rara entrevista, refiriéndose a sus inicios como bailarina de discoteca. “Es cierto que en los últimos años he ganado popularidad, pero estoy muy agradecida por el largo camino que me ha llevado”. Más que nada, las raíces de Deborah y su inquebrantable ética son parte integrante de la floreciente artista que vemos hoy ante nosotros.
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“Hay cosas que me hacen llorar mucho: mi abuela, los perros en general pero los que sufren en particular cuando vuelvo de la sesión de terapia. Digo esto porque quizá a algunos les da vergüenza pedir ayuda, admitir que necesitan a alguien que les escuche o simplemente alguien con quien hablar un rato.”
La autora hace afirmaciones muy cercanas sobre las cosas que nos hacen llorar y sobre el hecho de acudir a un terapeuta. La salud mental sigue siendo un estigma para algunos, por lo que puede ser difícil conseguir la ayuda que se necesita. No siempre quieres pedirla, pero admitir que la necesitas es el primer paso. Y eso está bien, porque es valiente.
“Este increíble trabajo que amo visceralmente me costó mucho. Me costó mi vida privada, que siempre he descuidado. Convencido de que los que tenía a mi lado tenían que entenderme, seguirme, llenar los espacios vacíos que iban hacia adelante y aceptar mis decisiones. [Desde] una súper gira sin parar lejos hasta la compra de “cosas” inútiles… para demostrarme a mí mismo mi poder económico. [Pero] acabó arruinando el poco tiempo libre que inevitablemente tenía para seguir esta locura”.
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Ninguna descripción precisa de la cultura de la música electrónica estaría completa sin una mención especial a Deborah De Luca. Ampliamente reconocida como una de las más destacadas abanderadas del Techno a nivel mundial y habitual en las cabinas de los DJs más distinguidos del mundo, Deborah tiene la capacidad única de transfigurar a las multitudes con sus sets cargados de electricidad y técnicamente matizados, fusionando el hard techno con grooves minimalistas y paisajes sonoros melódicos con un efecto absorbente. Pionera en el uso de las redes sociales como herramienta de promoción, a la vez que se las arregla para mantener un fuerte sentido de la discreción en su vida privada, Deborah no tiene rival en cuanto a su determinación y pasión, ganándose a pulso su actual estatus como uno de los talentos más excitantes surgidos de la escena Techno internacional en la última década.
Nacida a la sombra del infame Vele di Scampia -uno de los distritos más duros de Nápoles-, la ahora mundialmente reconocida DJ, productora y jefa de sello vino de orígenes humildes, forjando su camino hacia el éxito internacional contra pronósticos improbables. Sin embargo, esto se convertiría en su obra. “No hay que dejar que nadie te diga lo que puedes o no puedes llegar a ser”, explicó en una rara entrevista, refiriéndose a sus inicios como bailarina de discoteca. “Es cierto que en los últimos años he ganado popularidad, pero estoy muy agradecida por el largo camino que me ha llevado”. Más que nada, las raíces de Deborah y su inquebrantable ética son parte integrante de la floreciente artista que vemos hoy ante nosotros.
