Signos de trauma en adultos
El trauma en la primera infancia se refiere generalmente a las experiencias traumáticas que sufren los niños de 0 a 6 años. Dado que las reacciones de los bebés y los niños pequeños pueden ser diferentes de las de los niños mayores, y dado que pueden no ser capaces de verbalizar sus reacciones ante acontecimientos amenazantes o peligrosos, muchas personas asumen que la edad temprana protege a los niños del impacto de las experiencias traumáticas. Un conjunto creciente de investigaciones ha establecido que los niños pequeños pueden verse afectados por acontecimientos que amenazan su seguridad o la de sus padres/cuidadores, y sus síntomas han sido bien documentados. Estos traumas pueden ser el resultado de la violencia intencionada -como el abuso físico o sexual infantil o la violencia doméstica- o el resultado de un desastre natural, un accidente o una guerra. Los niños pequeños también pueden experimentar estrés traumático en respuesta a procedimientos médicos dolorosos o a la pérdida repentina de un padre/cuidador.
Los niños pequeños dependen exclusivamente de los padres/cuidadores para su supervivencia y protección, tanto física como emocional. Cuando el trauma también afecta al padre/cuidador, la relación entre esa persona y el niño puede verse muy afectada.
Cómo curar los traumas de la infancia
Estas experiencias traumáticas y estresantes pueden incluir la exposición a la violencia física o emocional o al dolor, incluyendo el abuso, la negligencia o el conflicto familiar. Observar a un padre que es tratado con violencia, por ejemplo, puede ser una experiencia traumática, al igual que ser víctima de violencia o abuso. Los factores de estrés, como la separación o el divorcio de los padres, o incluso los más graves, como la negligencia emocional o física, pueden causar problemas cuando se prolongan o no son atendidos por los adultos que los cuidan. Incluso una mudanza o el nacimiento de un hermano puede ser un factor de estrés que puede causar dificultades significativas para algunos niños.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT). Los niños y adolescentes con TEPT presentan síntomas como pensamientos y recuerdos persistentes y aterradores o flashbacks de un suceso o acontecimientos traumáticos. Otros síntomas pueden ser: nerviosismo, problemas de sueño, problemas en la escuela, evitación de ciertos lugares o situaciones, depresión, dolores de cabeza o de estómago.
Trastorno por estrés agudo (TEA). Los síntomas del TEA son similares a los del TEPT, pero se producen en el primer mes tras la exposición al trauma. Un tratamiento rápido y un apoyo social adecuado pueden reducir el riesgo de que el TEA se convierta en TEPT.
Síntomas de los traumas infantiles en la edad adulta
A lo largo de la vida suceden cosas malas cuando los niños crecen. Algunas son obvias, como una catástrofe natural que destruye el hogar, los abusos físicos o la muerte de uno de los padres. Otras pueden hacer tambalear la sensación de seguridad y bienestar de un niño, como la violencia en la comunidad o el abuso de sustancias en uno de los padres. Algo tan sencillo como sufrir un accidente de coche o que un niño escuche discusiones frecuentes e intensas entre sus padres puede ser traumático para algunos niños.
Aprender a entender, procesar y afrontar las dificultades -incluso las tragedias- es una parte natural del proceso de desarrollo del niño. Pero a veces los niños se quedan atascados. Una experiencia, o varias experiencias, pueden dejar al niño con una abrumadora sensación de miedo y pérdida, haciéndole sentir que no tiene seguridad ni control sobre su vida. Para algunos niños, estos sentimientos se vuelven tan intensos que se interponen en su desarrollo físico, emocional, social o intelectual. Esto es un trauma infantil.
Si no se aborda, el trauma puede tener efectos a largo plazo en la calidad y la duración de la vida de una persona. Pero la buena noticia es que hay cosas que usted puede hacer para que su hijo sea menos susceptible al trauma, identificar las reacciones al trauma y obtener el apoyo que necesita para ayudar a su hijo a recuperarse.
Cómo tratar los traumas infantiles en los adultos
A menudo podemos infravalorar la importancia de nuestras experiencias infantiles. También podemos subestimar el efecto que las experiencias de la infancia tienen en nosotros cuando nos convertimos en adultos. La infancia constituye el pilar sobre el que construimos nuestra personalidad. Es nuestra forma de entender el mundo que nos rodea, nuestras relaciones, sentimientos y pensamientos.Los traumas infantiles ocurren con más frecuencia de lo que creemos. Según una investigación de los CDC, se calcula que más del 60 por ciento de los adultos estadounidenses han sufrido un trauma. Cuando somos niños pequeños, no solemos tener una comprensión clara de lo que está ocurriendo y de cómo puede tener un efecto traumático en nosotros al crecer. Pero en realidad, estamos constantemente expuestos a la posibilidad de un evento traumático. Cuando somos adultos podemos llegar a comprender el efecto potencial que tiene sobre nosotros. También podemos evaluar cómo un terapeuta profesional puede ayudarnos a superarlo.Para entender qué es el trauma infantil y cómo puede afectarnos, empecemos por el principio.
El trauma infantil se produce cuando los niños están expuestos a acontecimientos angustiosos o emocionalmente dolorosos. Esto puede incluir acontecimientos como la muerte real o la amenaza de muerte, las lesiones graves o la violencia sexual. El trauma infantil no sólo se produce cuando un niño experimenta un acontecimiento en sí mismo, sino también cuando se le expone a acontecimientos traumáticos.
