¿Qué es lo que provoca el odio?

¿Qué es lo que provoca el odio?

Qué causa el odio en las familias

La literatura científica divide el odio en siete tipos, a saber: aceptado; caliente; frío; ardiente; a fuego lento; furioso; y omnímodo. Sin embargo, en el contexto actual de la India, el odio ardiente es el más relevante – que implica el odio hacia un grupo. Se les considera infrahumanos o inhumanos y amenazantes, y hay que hacer algo para reducir la “amenaza” que representan.

Agneta Fischer, Eran Halperin, Daphna Canetti y Alba Jasini concluyen que la gente odia a las personas y a los grupos más por lo que son que por lo que hacen. Los psicólogos José I. Navarro, Esperanza Marchena e Inmaculada Menacho añaden que el odio no sólo se basa en una percepción negativa de los demás, sino que también depende de la historia personal; sus efectos en la personalidad; sus sentimientos, ideas o ideologías, creencias y su identidad. En su “teoría dúplex del odio”, Robert J. Sternberg también sostiene que el odio, al igual que el amor, tiene su origen en las historias personales que caracterizan las emociones de cada uno.

Todos los que vomitan odio, incluidos los jingoístas y los hipernacionalistas, suelen ser personas con poco éxito en la vida. Esto les lleva a un complejo de inferioridad y frustración muy arraigados. Deben culpar a algo por ello, que también se convierte en objeto de resentimiento y, más tarde, de odio. Sin embargo, en un esfuerzo por salvar parte de su baja autoestima, intentan compensarlo aferrándose a algo que, en su percepción, es visible y tangible como un “triunfador”, como un partido político o una organización conocida. Al asociarse a esa organización, creen que el prestigio, el reconocimiento o la gloria de la organización se les “pegará” y compensará lo que no pudieron conseguir individualmente.

Causas y consecuencias del odio

Muchos asociamos el mes de febrero con el amor, la adoración y la amistad, con el día de San Valentín lanzando su flecha a la vuelta de la esquina. Pero para muchos de nosotros, la lucha por dejar atrás las heridas y traiciones del pasado nos encierra en una espiral de desconfianza y malestar.

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El odio es un sentimiento que todos hemos sentido y experimentado en algún momento de nuestras vidas, especialmente cuando hemos sido traicionados o heridos por alguien a quien estamos unidos. Los sentimientos de odio son normales cuando se producen de forma esporádica. Sin embargo, los efectos de sentir odio durante un largo periodo de tiempo pueden tener efectos devastadores en la mente y el cuerpo. Los sentimientos de rabia y odio se acumulan en la mente, el cuerpo y el alma, afectando a los órganos del cuerpo y a los procesos naturales y generando más emociones negativas. El odio es una forma de neurosis, fijación y juicio que te perjudica. Si se mantiene, conduce a conflictos en las relaciones y a enfermedades corporales.

Las investigaciones demuestran que el odio cambia la química del cerebro, ya que estimula el córtex premotor, responsable de la planificación y la ejecución del movimiento. Esto nos prepara para actuar de forma agresiva cuando sentimos odio, ya sea para defendernos o para atacar. Esta activación también desencadena el sistema nervioso autónomo, creando respuestas de “lucha o huida”, aumentando el cortisol y la adrenalina. Estas dos hormonas agotan las glándulas suprarrenales y contribuyen al aumento de peso, el insomnio, la ansiedad, la depresión y las enfermedades crónicas. Y así continúa el ciclo de enfermedades corporales y mentales. El odio también desencadena que la mente intente predecir lo que pueden hacer las acciones de la persona a la que se odia, como una forma de protegerse, pero esto conduce a más ansiedad, inquietud, pensamientos obsesivos y paranoia, lo que también repercute negativamente en la forma de relacionarse. Es importante tener en cuenta que todas estas reacciones afectan sólo al que odia, y no al odiado, y descomponen su sistema nervioso -inmunológico- y endocrino, y su bienestar mental.

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Señales de odio

Al trabajar en la resolución de conflictos, me llegan muchas historias sobre por qué algún individuo o grupo es digno de ser odiado. Sin duda, estas historias suelen estar reforzadas por ejemplos que levantan el pulso con el potencial de provocar que incluso los mediadores más hábiles adopten una postura evaluativa. Al mismo tiempo, más allá de estas historias hay patrones, muchos de los cuales arrojan luz sobre la dinámica de por qué odiamos.

Razón nº 1: Buscamos una salida específica e identificable para nuestros sentimientos generalizados de ira. El pensador contemporáneo René Girard lo describe con detalle cuando explica su teoría sobre la naturaleza del chivo expiatorio y la función que desempeña en nuestra vida social. El odio nos permite definir claramente quién está en nuestro grupo y quién no. Cuando un individuo o un grupo siente tensión y no sabe cómo resolverla, busca un chivo expiatorio, le expresa su odio y lo expulsa de su mundo. Una vez eliminado el chivo expiatorio, el individuo o el grupo experimenta un sentimiento de unidad y paz. Eso es, hasta la próxima vez que las tensiones aumentan y hay que encontrar un nuevo chivo expiatorio. La clave de este patrón es que se repite cada vez que hay tensión, y esa tensión se expresa odiando al chivo expiatorio.

Datos sobre el odio

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A nadie le gustan todas las personas que ha conocido. La mayoría de la gente probablemente pueda nombrar a unas cuantas personas que no le caen especialmente bien. Sin embargo, algunas personas llegan a una etapa en la que se sienten tan molestas, dolidas o frustradas con la gente o las circunstancias que sienten que odian a todo el mundo.

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Sentirse así puede dificultar la vida y la interacción con la gente en el día a día. Puede causar muchos conflictos en sus relaciones con la familia, los amigos, los colegas y otras personas de su vida. El odio es también una emoción intensa que puede afectar a la salud.

Este artículo explora algunas de las razones por las que puedes sentir que odias a todo el mundo, cómo esta emoción puede afectar a tu salud física y mental, así como algunas estrategias de afrontamiento que pueden ser útiles.

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