Coincidencia sincrónica
Alguna vez te ha sucedido algo muy extraño y te preguntas “¡¿cómo demonios me ha encontrado eso?!”. Alejas los pensamientos, entonces algo sucede, de nuevo. Algo similar… Empiezas a preguntarte si recientemente has pasado por debajo de una escalera o si se ha cruzado un gato negro en tu camino. Lo sé, suena ridículo. ¿Pero qué hay de un hechizo? Vale, esto está sonando muy raro, así que, qué tal las coincidencias… Tiendo a creer en las coincidencias, definitivamente, más que en todas esas otras cosas. Sin embargo, no sé por qué ocurren las coincidencias, ¿o sí? ¿Acaso la gente atrae los acontecimientos hacia ellos, digamos por ejemplo el Karma? Bueno, no sé las respuestas a nada de esto. Sólo sé que los eventos que sucedieron mientras vivíamos en nuestro “pequeño pueblo de montaña” son verdaderos. No sé por qué sucedieron, pero sí sé que me siento bendecido de que yo y mi familia salimos ilesos con sólo los recuerdos como consecuencia. Y por eso comparto mi historia… Leer más
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El hecho que hay que explicar es que se toca la misma nota. Aunque pudiéramos demostrar, por separado, por qué la nota pulsada en el primer piano era un la y por qué la nota pulsada en el segundo piano era un la, me parece que todavía no habríamos explicado por qué es que la misma nota fue pulsada en los dos pianos. ¿Por qué no? Este último hecho es un hecho relacional; los anteriores no lo son. Para explicar el hecho relacional, no basta con mostrar por separado por qué cada uno de los relatos tuvo que ser lo que fue. Queremos una razón para la relación misma, el hecho de que las notas coincidan. (13)
En general, debemos ser bastante cautelosos a la hora de inferir hechos sobre lo que puede o no puede ser explicado a partir de hechos sobre lo que causó qué. Porque explicar no es simplemente citar una causa. He argumentado anteriormente que en Pianos [el caso del piano], el lanzamiento de la bola causó que se tocaran cada una de las notas A. Sin embargo, al separar la causalidad de la explicación causal, podemos seguir manteniendo que no hay explicación para el hecho de que la misma nota fuera golpeada. (12; mis corchetes)
Coincidencias deutsch
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La mayoría de las personas tienen una historia que contar sobre una coincidencia notable que en algunos casos cambió el curso de sus vidas. Estos sucesos extraños se han interpretado como pruebas de la influencia divina, el destino o el inconsciente colectivo. Menos comunes son las explicaciones que exploran las situaciones sociales y las preocupaciones personales de los individuos que dan más importancia a las coincidencias. Basándose en una serie de historias de coincidencias, el prestigioso antropólogo Michael Jackson defiende la idea de verlas como alegorías de la separación y la pérdida, revelando la esperanza de reparar vidas separadas, reconectar a amigos distanciados, reunir a parientes lejanos, cerrar la brecha entre las personas y sus dioses, y lograr un sentido de conexión emocional y social con los demás en un mundo fragmentado.
No hay coincidencias
Una coincidencia es una conjunción notable de dos o más incidentes sin una conexión causal evidente entre ellos. La palabra coincidencia atrae a dos tipos de adjetivos. Un grupo implica que no hay causa. Entre ellos se encuentran: casual, mero, único, puro, verdadero, puro y justo. El otro grupo implica que podría haber una causa: significativo, notable y sorprendente.
A lo largo de la existencia humana, el misterio de las coincidencias, la posibilidad de descubrir causas, ha alimentado la curiosidad humana. Las coincidencias pueden ofrecer pistas sobre el funcionamiento de la realidad (Johansen y Osman, 2015) porque pueden ser indicios de explicaciones aún no consideradas.
El filólogo del siglo XIX H.E. Shepherd rastreó los orígenes de las palabras coincidir y coincidencia. Probablemente empezaron en el latín medieval y luego pasaron al vocabulario de los escritores ingleses eruditos durante la primera mitad del siglo XVII, antes de ser retomadas por los matemáticos durante el gran resurgimiento de los estudios matemáticos en esa época en Inglaterra. Las palabras parecen haber llegado al inglés a través de la filosofía, habiendo sido traducidas del latín de Roger Bacon o del latín de algunos otros escritores filosóficos de la época (Shepherd, 1880).
