¿Quién dijo que el dinero no da la felicidad?

¿Quién dijo que el dinero no da la felicidad?

¿Quién dice que el dinero no puede comprar la felicidad?

Fluir requiere trabajo -después de todo, hay que aprender a tocar las escalas de una guitarra antes de poder perderse en un solo al estilo de Van Halen-, pero la satisfacción que se obtiene al final es mayor que la que se puede conseguir con actividades más pasivas. Cuando se pregunta a la gente qué es lo que le hace feliz en cada momento, ver la televisión ocupa un lugar bastante alto. Pero las personas que ven mucho la televisión tienden a ser menos felices que las que no lo hacen. Acomodarse en el sofá con el mando a distancia puede ayudarte a recargar las pilas, pero para ser verdaderamente feliz, necesitas algo más en tu vida que los placeres pasivos.

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El proverbio “El dinero no puede comprar la felicidad” afirma que el dinero puede utilizarse para obtener materiales y posesiones físicas, pero la emoción más importante, la “felicidad”, no puede comprarse con él. Puedes pagar el coche, la casa, el frigorífico, la electricidad y miles de cosas más, pero no hay ninguna tienda en todo el mundo que venda felicidad. No importa lo rico que seas, no tiene nada que ver con el hecho de lo feliz que seas. La riqueza y la felicidad son dos cosas diferentes y no deben ir unidas.

Las historias son la mejor manera de entender el verdadero significado de un proverbio. Una historia bien escrita ayudará mucho a inculcar el verdadero significado del proverbio. Teniendo esto en cuenta, a continuación he presentado un par de historias basadas en el proverbio “el dinero no puede comprar la felicidad”. Espero que las historias puedan motivarte y ayudarte a entender el significado del proverbio.

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Toda su vida había estado ganando dinero día y noche, pensando que mantenía a su familia feliz, pero ahora toda su creencia parece desvanecerse en el aire. Se hundió en una silla, pensando que – tal vez el dinero no puede comprar la felicidad, por eso su hija se ha ido. A partir de ese día, el hombre cambió sus prioridades. Cuando su hija regresó, pasó más tiempo con la familia y menos con los negocios.

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El filósofo francés era conocido por su ardiente creencia en las personas y en el papel crucial que desempeñan en la sociedad. Escrita en 1750, la frase anterior es uno de los primeros usos conocidos de la frase común de que el dinero no puede comprar la felicidad.

Esta idea se ha debatido y discutido durante siglos y todos llegan a conclusiones similares: la riqueza material no está ligada a la felicidad. La felicidad proviene de la realización que encontramos a través del trabajo, las relaciones y las actividades a las que damos valor.

La jubilación funciona de la misma manera. Durante la mayor parte de tu vida laboral, has estado ahorrando para la jubilación. Hasta que llega el momento, la jubilación es un retiro de su sueldo, una inversión, una deducción, un cheque. Cuando llega el momento de la jubilación, el proceso se convierte en algo más que números. Es un cambio de estilo de vida que conlleva consecuencias físicas, emocionales y financieras.

La jubilación es una nueva fase de su vida y, como la mayoría de los cambios, esta nueva fase conlleva muchas consideraciones sobre el estilo de vida. Usted ha trabajado al menos 8 horas al día 5 días a la semana durante 30 años. Eso es una rutina constante, y cambiarla será difícil.

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Una nueva encuesta del Grupo Spectrem revela que sólo el 20% de los inversores acaudalados y ricos están de acuerdo en que “el dinero puede comprar la felicidad”. Casi la mitad está en desacuerdo con la afirmación y el resto no está ni de acuerdo ni en desacuerdo.

Los resultados, sin embargo, dependen un poco de la riqueza que se tenga. Los llamados inversores “afluentes” -los que tienen entre 500.000 y 1 millón de dólares en activos invertibles- eran menos propensos a estar de acuerdo que los inversores ricos, o los que tienen 5 millones de dólares o más. Sólo el 16% de los ricos dijo que el dinero puede comprar la felicidad, mientras que el 20% de los ricos estuvo de acuerdo.

La edad también es importante. Cuanto mayor es uno, menos probable es que crea que la riqueza aporta felicidad. Más de un tercio de los menores de 40 años dijo que el dinero puede comprar la felicidad. Sin embargo, sólo el 18% de los que tienen 60 años o más están de acuerdo.

El estudio de Spectrem se suma a un creciente campo de investigación sobre la riqueza y la felicidad. Innumerables estudios han demostrado que más dinero da más felicidad, pero sólo hasta cierto punto. Las investigaciones realizadas por el economista de Princeton Angus Deaton y el psicólogo ganador del Nobel Daniel Kahneman descubrieron que el aumento de los ingresos tiene un impacto mensurable en la satisfacción diaria, hasta que se llega a unos 75.000 dólares. A partir de ahí, los efectos del aumento de ingresos sobre la felicidad son mínimos.

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