¿Qué buscaban los alquimistas en la Edad Media?

¿Qué buscaban los alquimistas en la Edad Media?

Símbolos de la alquimia medieval

Detalle de El alquimista calvo, según David Teniers II, siglo XVII, óleo sobre tabla. El tema de este cuadro es un anciano alquimista en su horno removiendo una mezcla en un crisol mientras lee un manuscrito. Su joven ayudante espera pacientemente nuevas instrucciones mientras aprieta el fuelle para mantener el fuego encendido. Los instrumentos que los alquimistas necesitaban para experimentar están representados, desde la cristalería alquímica y los aparatos de destilación hasta los manuscritos.

Lawrence Principe es uno de los principales estudiosos de la alquimia en el mundo. Obtuvo su primer doctorado en química y el segundo en historia de la ciencia. Su libro, Los secretos de la alquimia, salió a la venta justo al terminar este número de Patrimonio Químico (ahora Destilaciones). Le pedimos que ofrezca a nuestros lectores una muestra de su nueva obra, dirigida a cualquier persona interesada en la historia de la química.

La alquimia está llena de secretos. Sin embargo, en la última generación los estudiosos han ido revelando cada vez más su sorprendente contenido e importancia. Ya no se la descarta como una pérdida de tiempo o una búsqueda absurda. La alquimia se reconoce cada vez más como una parte fundamental de la herencia de la química, de los continuos intentos humanos de explorar, controlar y utilizar el mundo natural. Los alquimistas desarrollaron conocimientos prácticos sobre la materia, así como sofisticadas teorías sobre su naturaleza oculta y sus transformaciones. Su esperanza de descubrir el secreto de la preparación de la piedra filosofal -un material supuestamente capaz de transmutar los metales comunes en oro- fue un poderoso incentivo para sus esfuerzos. Pero al mismo tiempo, contribuyeron a la minería y la metalurgia, y a la farmacia y la medicina, y sus logros y aspiraciones (así como sus fracasos) inspiraron a artistas, dramaturgos y poetas. Sus investigaciones y objetivos tenían tanto aspectos comerciales y científicos como filosóficos y teológicos. Muchos alquimistas expresaban (a menudo sólo implícitamente) una gran confianza en el poder del ser humano para imitar y mejorar la naturaleza, y su trabajo incluía la exploración de la relación del ser humano con Dios y el universo creado. El trabajo de los historiadores de la ciencia sigue revelando la enorme complejidad y diversidad de la alquimia, su importante posición en la historia y la cultura de la humanidad, y sus continuidades con lo que ahora llamamos química.

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Símbolos alquímicos

Antes de 1700, la alquimia era simplemente otra palabra para designar la química (las palabras son afines). Cualquier tipo de trabajo con productos químicos podía llamarse química o alquimia en Europa, dependiendo simplemente del vocabulario local con el que se estuviera familiarizado. Los libros sobre el trabajo con productos químicos se dirigían a las personas que realizaban cualquier tipo de trabajo, incluido el intento de fabricar una piedra filosofal.

En 1699 se fundó la Academia Francesa de Ciencias. Al principio no tenían prácticamente ningún código ético, y sus miembros incluían la vivisección y la experimentación en humanos entre su lista de deseos para los experimentos científicos. Sin embargo, las “piedras filosofales” fueron prohibidas desde el principio.

Historia de la alquimia

Este artículo pretende investigar los orígenes y la historia de la alquimia. Casi ningún arte o ciencia ha sido objeto de una discusión tan controvertida a lo largo de los siglos como la alquimia. Hay que decir que los propios alquimistas contribuyeron en gran medida a esta controversia al mantener en secreto sus recetas y prácticas. Debido al lenguaje altamente encriptado y al uso excesivo de símbolos e imágenes en muchos tratados y obras alquímicas, no es de extrañar que la alquimia fuera denunciada como pseudociencia, engaño y, en algunos casos, incluso como locura. Sin embargo, por otro lado, hubo una serie de hombres famosos y eruditos que creyeron seriamente en la alquimia y sus posibilidades. Tampoco hay que olvidar que la alquimia fue la madre de la química moderna y que muchos alquimistas, aunque por mera casualidad, descubrieron en su búsqueda del oro procesos químicos y sustancias que todavía se utilizan. Mencionar el oro no quiere decir que éste fuera el único objetivo de todos los alquimistas. Como veremos, los alquimistas de todo el mundo se esforzaban en realidad por conseguir tres objetivos: la riqueza, es decir, la fabricación y la multiplicación del oro, la plata y las piedras preciosas; la longevidad, es decir, la panacea universalis, una sustancia que cura todas las enfermedades; la inmortalidad, es decir, el elixir de la vida que devuelve la juventud a cualquier edad1.

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Qué es la alquimia

Le invitamos a leer nuestros artículos semanales de la Selección Cultural, que se ciñen a temas preseleccionados. El conocimiento y la apreciación de estos temas ayudan a preservar, difundir y promover elementos de nuestro patrimonio común de las Rutas de la Seda.

Los manuales y la literatura alquímica que se conservan incluyen obras de eruditos medievales, como Ibn Umayl al-Tamimi (900-960), al-Khwarazmi al-Kasi (siglo XI) e Ibn Arfa Ra’sahu (siglo XII). U. I. Karimov dividió la alquimia en dos grupos.    Las obras científicas que carecían de elementos de misticismo se asignaron al grupo 1. Estas contenían descripciones concisas y objetivas de operaciones prácticas que podían ser comprendidas por la comunidad científica. También promovían el avance tecnológico, la producción de materiales de construcción y el desarrollo de pequeños productos manufactureros, como la metalurgia y la fabricación de vidrio.    Los conocimientos fácticos e irrefutables también sirvieron de base para la preparación química de remedios y brebajes medicinales.    El contenido del grupo 2 comprendía obras sobre alquimia impregnadas de características religiosas y místicas.    Generalmente escritas en forma de alegorías, incluían obras como los tratados apócrifos del príncipe omeya Jalid b. Yazid (m. 704), considerado el protoalquimista, así como Ibn al-Wahshiyya (siglo IX).    A mediados del siglo X, Abu Abd Allah al-Khwarazmi creó una enciclopedia de términos técnicos, Claves de las Ciencias (Mafatih al-ulum).    Describe la alquimia en tres partes.    La primera parte describe el aparato, la segunda está dedicada a las sustancias y la tercera trata del procesamiento de las sustancias.

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