Karl Popper, la ciencia y la pseudociencia: Curso acelerado
En la teoría psicoanalítica clásica freudiana, la pulsión de muerte (en alemán: Todestrieb) es la pulsión hacia la muerte y la destrucción, a menudo expresada a través de comportamientos como la agresión, la compulsión de repetición y la autodestrucción[1][2] Fue propuesta originalmente por Sabina Spielrein en su artículo “La destrucción como causa del advenimiento al ser”[3][4] (Die Destruktion als Ursache des Werdens)[5] en 1912, que luego fue retomado por Sigmund Freud en 1920 en Más allá del principio del placer. Este concepto se ha traducido como “oposición entre el ego o los instintos de muerte y los instintos sexuales o de vida”[6] En el Principio de Placer, Freud utilizó el plural “pulsiones de muerte” (Todestriebe) con mucha más frecuencia que el singular[7].
La pulsión de muerte se opone a Eros, la tendencia a la supervivencia, la propagación, el sexo y otras pulsiones creativas y productoras de vida. La pulsión de muerte se denomina a veces “Tánatos” en el pensamiento post-freudiano, complementando a “Eros”, aunque este término no se utilizó en la propia obra de Freud, sino que fue introducido por Wilhelm Stekel en 1909 y luego por Paul Federn en el contexto actual[8][9] Psicoanalistas posteriores como Jacques Lacan y Melanie Klein han defendido el concepto.
Introducción a la obra de Christopher Bollas
El pasaje comienza con una cita de Ambrose Bierce, que dice: “Para los hombres, un hombre no es más que una mente. ¿A quién le importa la cara que lleva o lo que lleva puesto? Pero el cuerpo de una mujer es la mujer” (Bierce). Esta cita refleja las opiniones misóginas a las que la psicología no era inmune. Incluso uno de los psicólogos más populares, Sigmund Freud, creía en la teoría de “la anatomía es el destino”, o sea, que nuestros cuerpos físicos influyen en nuestras motivaciones y desarrollo personal y se adaptan a nuestros roles de género (por ejemplo, las mujeres pueden ser madres pero no eruditas). Stanley Hall y Edward Clarke compartían la opinión de que las mujeres eran “demasiado frágiles” para soportar el rigor de la educación superior y debían reservar su energía para la vida doméstica y la maternidad. En 1873, Clarke escribió un libro titulado “El sexo en la educación”
Cuando las mujeres empezaron a estudiar psicología, muchas dedicaron sus estudios a refutar la idea anticuada e inexacta de que el cuerpo de la mujer limita sus capacidades. En los años 50 y 60, Karen Horney y Clara Thomspon criticaron la idea de que “la anatomía es el destino” que había introducido Freud; especificaron la importancia de la sociocultura y las influencias ambientales en la personalidad y el comportamiento. Con la segunda ola del feminismo llegaron las psicólogas que intentaron normalizar y desestigmatizar el cuerpo de las mujeres y señalar que las presiones culturales, las construcciones sociales y el proceso nueroquímico tenían más que ver con la salud mental de las mujeres que con su estado reproductivo. Los primeros trabajos serios sobre los efectos de la cultura de la belleza en las mujeres y sus reflexiones sobre las presiones de la cultura de la belleza fueron
La anatomía exhumada es el destino
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Los estudiantes de psicología pasan bastante tiempo aprendiendo sobre la teoría de Freud. Incluso los que no pertenecen al campo de la psicología suelen tener cierto conocimiento del psicoanálisis freudiano, la escuela de pensamiento creada por Sigmund Freud.
Saber más sobre la psicología freudiana, junto con los conceptos clave del psicoanálisis -como el inconsciente, las fijaciones, los mecanismos de defensa y los símbolos de los sueños- puede ayudarle a comprender la influencia que las teorías de Freud han tenido en los psicólogos contemporáneos.
Una de las mayores contribuciones de Freud a la psicología fue la terapia conversacional, la noción de que simplemente hablar de los problemas puede ayudar a aliviarlos. Fue a través de su asociación con su íntimo amigo y colega Josef Breuer que Freud tuvo conocimiento de una mujer conocida en la historia del caso como Anna O.
El destino, la familia y Edipo Rey: Curso acelerado de literatura 202
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La figura más famosa de la psicología es también uno de los pensadores más influyentes y controvertidos del siglo XX. Sigmund Freud, neurólogo austriaco nacido en 1856, es conocido como el “padre de la psicología moderna”.
Freud revolucionó la forma de pensar y tratar las enfermedades mentales. Freud fundó el psicoanálisis como una forma de escuchar a los pacientes y comprender mejor el funcionamiento de sus mentes. El psicoanálisis sigue teniendo una enorme influencia en la psicología y la psiquiatría modernas.
Las teorías y el trabajo de Sigmund Freud ayudaron a dar forma a los puntos de vista actuales sobre los sueños, la infancia, la personalidad, la memoria, la sexualidad y la terapia. El trabajo de Freud también sentó las bases para que muchos otros teóricos formularan ideas, mientras que otros desarrollaron nuevas teorías en oposición a sus ideas.
