Conciencia de sí mismo
El autoconocimiento requiere una autoconciencia y una autoconciencia continuas (que no debe confundirse con la conciencia). Los bebés y los chimpancés muestran algunos de los rasgos de la autoconciencia[1] y de la agencia/contingencia,[2] pero no se considera que tengan también autoconciencia. Sin embargo, en un nivel mayor de cognición, surge un componente de autoconciencia además de un mayor componente de autoconciencia, y entonces es posible preguntar “¿Cómo soy?”, y responder con autoconocimiento, aunque el autoconocimiento tiene límites, como se ha dicho que la introspección es limitada y compleja[cita requerida].
El autoconocimiento es un componente del yo o, más exactamente, del autoconcepto. Es el conocimiento de uno mismo y de sus propiedades y el deseo de buscar ese conocimiento lo que guía el desarrollo del autoconcepto, aunque ese concepto sea defectuoso. El autoconocimiento nos informa de nuestras representaciones mentales de nosotros mismos, que contienen los atributos que emparejamos de forma exclusiva con nosotros mismos, y las teorías sobre si estos atributos son estables o dinámicos, en la medida en que podamos evaluarnos.
Autoconocimiento y autoconciencia
La afirmación de que un cognoscente necesita actuar con el entorno para obtener conocimiento sobre el mundo es trivial. No suena más trivial la afirmación que cuando se dice que el cognoscente1 también necesita interactuar con el entorno para conocerse a sí mismo, es decir, para obtener el autoconocimiento (SK), definido generalmente como el conocimiento del sujeto de sus estados mentales, tales como sentimientos, creencias o deseos (cf. Peacocke, 1999). Pero, ¿por qué debería el cognoscente interactuar con el mundo externo para conocer el contenido de sus estados si éstos le son dados directamente por la introspección? En este trabajo, sostengo la tesis de que para cumplir con los requisitos que se le exigen a la SK como conocimiento (es decir, como creencia justificada y verdadera), debe ser tanto encarnada como social. De lo contrario, el sujeto no tiene ninguna herramienta para corregir sus falsas creencias sobre sí mismo, ya que simplemente no es consciente de que son falsas. La visión de un sujeto tan ciego de sí mismo no parece muy optimista; por ello, en este artículo, me gustaría investigar ciertas soluciones que podrían ayudar en la argumentación contra dicha visión.
Qué es la autoconciencia
Mis colegas y yo hemos observado que algunos de nuestros estudiantes hacen el mismo curso varias veces con el objetivo de mejorar cada vez, pero a menudo sólo consiguen acumular un triste historial de notas de suspenso o casi. Del mismo modo, hay estudiantes que cursan una carrera que claramente no es una buena opción para ellos (como se refleja en las bajas calificaciones constantes), por lo que a menudo retrasan significativamente su graduación o abandonan como “fracasados”. Miller y Wrosch (2007) abordaron parcialmente este problema en su provocador artículo llamando la atención sobre la posibilidad de que los mandatos culturalmente impulsados de “no rendirse nunca” no sean siempre el mejor consejo. En términos neurocognitivos, podemos entender el problema como uno de “perseveración”, o la persistencia del mismo comportamiento ante la retroalimentación de que el comportamiento es incorrecto.
La pedagogía actual tiende a enfatizar el pensamiento crítico, especialmente como un conjunto de habilidades aplicadas a los problemas de la “vida real” incrustados en un modelo centrado en el cliente o en el negocio (Cassara, 2008; Bok, 2003). Sin embargo, no siempre fue así. Refiriéndose a los primeros tiempos de la educación, cuando surgía de un contexto teológico o religioso, Delbanco (2012) escribió: “Ir a la universidad era un ejercicio de autoexamen, autodisciplina y autoabnegación” (p. 74). Hoy en día, o bien estamos menos preocupados por el autoconocimiento que en el pasado, o bien asumimos que la capacidad de ser consciente de uno mismo como agente cognitivo ya está presente en nuestros estudiantes cuando llegan a la universidad. Aquí se argumenta que éste no es el caso de muchos estudiantes y que la atención al desarrollo del autoconocimiento es un paso previo necesario para enseñar el pensamiento crítico, así como para preparar a los estudiantes para el “mundo real”.
Autoconocimiento deutsch
¿Quieres ser más feliz, tener más influencia, tomar mejores decisiones y ser un líder más eficaz? Entonces, el autoconocimiento es el músculo más importante que necesitas desarrollar. Es lo que te mantendrá en el objetivo de ser la mejor versión de ti mismo y el mejor líder que puedas ser.
“La autoconciencia es la capacidad de centrarse en uno mismo y en cómo sus acciones, pensamientos o emociones se alinean o no con sus normas internas. Si eres muy consciente de ti mismo, puedes evaluarte objetivamente, gestionar tus emociones, alinear tu comportamiento con tus valores y entender correctamente cómo te perciben los demás.”
Es una habilidad poco común, ya que muchos de nosotros entramos en una espiral de interpretaciones de nuestras circunstancias basadas en las emociones. Desarrollar la autoconciencia es importante porque permite a los líderes evaluar su crecimiento y eficacia y cambiar de rumbo cuando sea necesario.
Aunque este tipo de conciencia tiene sus ventajas, también existe el peligro de caer en la autoconciencia. Los que tienen un alto nivel de conciencia de sí mismos pueden pasar demasiado tiempo preocupados por lo que los demás piensan de ellos.