Terapia hormonal feminizante en el Seattle Children’s
ResumenLa formación de la identidad es un proceso dinámico durante la adolescencia. Se evaluaron longitudinalmente las trayectorias de formación de la identidad en adolescentes tempranos y medios, teniendo en cuenta los fundamentos de la personalidad de este proceso. La formación de la identidad se conceptualizó de acuerdo con el circunplejo de modos de formación de la identidad. El modelo distingue modos básicos enraizados en las categorías de exploración y compromiso de Marcia. La plasticidad y la estabilidad, los dos meta-rasgos de orden superior de los Cinco Grandes, se utilizaron para evaluar los fundamentos de la personalidad. Este estudio incluye cinco oleadas de mediciones a lo largo de 1,5 años y cuenta con 1.839 participantes polacos; 914 adolescentes tempranos (53,9% chicas) y 925 adolescentes medios (63,8% chicas). Los resultados sugieren que (1) los cuatro modos de formación de la identidad cambian dinámicamente, mostrando un crecimiento lineal y curvilíneo y que (2) las trayectorias de los modos de formación de la identidad son más dinámicas en la adolescencia media que en la temprana. Los resultados también mostraron que, en el modelo condicional, (3) los factores de personalidad de orden superior y el género afectan a los factores de crecimiento de los modos de formación de la identidad. En general, las trayectorias de los modos de formación de la identidad son más lineales durante la adolescencia temprana y más curvilíneas durante la adolescencia media. Los niveles iniciales de las trayectorias de identidad están influidos por los metarrelatos de personalidad, pero sólo la plasticidad está relacionada con el cambio entre los adolescentes tempranos.
Cómo cambia la personalidad con el tiempo
ResumenEl objetivo del estudio era predecir el funcionamiento psicológico adaptativo (bienestar) y el funcionamiento social adaptativo (estabilidad profesional) en la edad adulta media a partir de los comportamientos observados en la infancia y los rasgos de personalidad medidos en la adolescencia. 83 personas participaron en un estudio longitudinal iniciado en 1961 (58% mujeres). Basándose en el comportamiento de los niños en la infancia, se identificaron tres dimensiones temperamentales: afectividad positiva, afectividad negativa y desinhibición. En la adolescencia, se midieron la extraversión y el neuroticismo a la edad de 16 años. Se utilizaron varios aspectos del bienestar como indicadores del funcionamiento psicológico adaptativo en la edad adulta: satisfacción vital, autoestima y autoeficacia. La estabilidad profesional se utilizó como indicador del funcionamiento social adaptativo. Las carreras laborales de los encuestados se caracterizaron como estables, inestables o cambiantes. La extraversión medida a los 16 años resultó ser el mejor predictor de los indicadores de bienestar; en el caso de la autoeficacia fue también la desinhibición infantil. La extraversión en la adolescencia, la desinhibición infantil y la afectividad negativa predijeron la estabilidad profesional. Los resultados se discuten en el contexto de un marco teórico de factores de orden superior de los cinco grandes constructos de personalidad, estabilidad y plasticidad.
Desarrollo de la personalidad
Siguiendo el enfoque de los sistemas de relación-desarrollo, este estudio de tres olas examina si el estrés agudo (T2) media la relación entre el desarrollo de los rasgos de personalidad desde el comienzo del 8º grado (T1, Mage = 15,63, SD = 0,59; 22 niñas) hasta el final del 9º grado (T3). Utilizando la Montréal Imaging Stress Task, que es una tarea que provoca un estrés social agudo mediante una retroalimentación social negativa, este estudio combinó la imagen de resonancia magnética funcional (fMRI), la frecuencia cardíaca y los datos de la encuesta longitudinal de 41 adolescentes. El análisis de mediación reveló que la activación de la ínsula izquierda inducida por el estrés media parcialmente en la estabilidad longitudinal de la conciencia. Estos resultados destacan el impacto de la retroalimentación social negativa durante el estrés en el desarrollo de la personalidad de los estudiantes.
Como los niños se desarrollan dentro de un marco social de relaciones, los cambios en el desarrollo cognitivo y conductual pueden estar particularmente acompañados por los estresores sociales. Las principales fuentes de estrés social de los adolescentes son los problemas y las dificultades con los padres, los compañeros, los profesores y las presiones relacionadas con la escuela (Murberg y Bru, 2004; Byrne et al., 2007), que podrían estar condicionadas por los cambios en el sistema socioemocional del cerebro (Steinberg, 2008) con el inicio de la pubertad. Al mismo tiempo, estos entornos sociales son cruciales para el desarrollo de la personalidad de los adolescentes, ya que contribuyen al sentido de “quién soy” del adolescente. Teniendo en cuenta estos cambios distintivos en el desarrollo que están integrados en las relaciones sociales y el cerebro, no es sorprendente que la adolescencia defina un período crítico para el desarrollo de la personalidad de los jóvenes adultos. Por lo tanto, un reto crucial del desarrollo durante la adolescencia puede ser el procesamiento de los factores de estrés y el aprendizaje de la retroalimentación social.
¿Cómo se puede afirmar la personalidad en el adolescente? en línea
Una identidad bien desarrollada se compone de objetivos, valores y creencias con los que una persona está comprometida. Es la conciencia de la consistencia en el yo a lo largo del tiempo, el reconocimiento de esta consistencia por parte de los demás (Erikson, 1980). El proceso de desarrollo de la identidad es un fenómeno tanto individual como social (Adams y Marshall, 1996). Gran parte de este proceso se asume durante la adolescencia, cuando el desarrollo cognitivo permite al individuo construir una “teoría del yo” (Elkind, 1998) basada en la exposición a modelos de conducta y opciones de identidad (Erikson, 1980). Erikson (1968) creía que este periodo del desarrollo era una “crisis de identidad”, un punto de inflexión crucial en el que un individuo debe desarrollarse de una manera u otra, lo que lleva al adolescente hacia el crecimiento y la diferenciación. La identidad se forma a través de un proceso de exploración de opciones o elecciones y de compromiso con una opción basada en el resultado de su exploración. Si no se establece un sentido de identidad bien desarrollado, puede producirse una confusión de identidad. Los que experimentan confusión de identidad no tienen un sentido claro de quiénes son o de su papel en la sociedad.