Esencia wikipedia
Originada por Jean-Paul Sartre, la frase “la existencia precede a la esencia” ha llegado a considerarse una formulación clásica, incluso definitoria, del corazón de la filosofía existencialista. Es una idea que da la vuelta a la metafísica tradicional.
El pensamiento filosófico occidental postula que la “esencia” o “naturaleza” de una cosa es más fundamental y eterna que su mera “existencia”. Así, si se quiere entender una cosa, lo que hay que hacer es aprender más sobre su “esencia”. Sartre no está de acuerdo, aunque hay que decir que no aplica su principio universalmente, sino sólo a la humanidad.
Sartre sostiene que hay dos tipos de ser. El primero es el “ser-en-sí” (l’en-soi), que se caracteriza por ser algo fijo, completo y que no tiene razón de ser, simplemente es. Esto describe el mundo de los objetos externos. Si consideramos, por ejemplo, un martillo, podemos entender su naturaleza enumerando sus propiedades y examinando el propósito para el que fue creado. Los martillos los hacen las personas por determinadas razones; en cierto sentido, la “esencia” o “naturaleza” de un martillo existe en la mente del creador antes de que el martillo real exista en el mundo. Por lo tanto, se puede decir que cuando se trata de cosas como los martillos, la esencia precede a la existencia, lo que es una metafísica clásica.
Existencialismo
“Mi pensamiento soy yo: por eso no puedo parar. Existo porque pienso… y no puedo dejar de pensar. En este mismo momento – es espantoso – si existo, es porque me horroriza existir. Soy yo quien me arranca de la nada a la que aspiro”.
Sartre, Kierkegaard y otros existencialistas creen que la existencia precede a la esencia. Quizás nunca antes se había planteado un concepto semejante. A lo largo de los tiempos se ha mantenido la creencia contraria. Casi todos los sistemas de pensamiento, todas las filosofías creen que la esencia precede a la existencia. Por eso es bueno entenderlo en profundidad.
Fue Platón quien dijo que el mundo que nos rodea es un mundo de esencias: ideas, valores, ideales, pensamiento, etc., y que el propósito de la vida es descubrir esas esencias. Las esencias ya están ahí y preceden a la existencia. Incluso la existencia es una encarnación de una esencia – el yo, que es una parte de una esencia universal – el ser.
La Teoría de las Formas ( Teoría de las Ideas) se refiere típicamente a la creencia de que el mundo material, tal como nos parece, no es el mundo real, sino sólo una “imagen” o “copia” del mundo real. Las formas, ,son arquetipos o representaciones abstractas de los muchos tipos de cosas, y propiedades que sentimos y vemos a nuestro alrededor, que sólo pueden ser percibidas por la razón .En otras palabras, Platón fue capaz de reconocer dos mundos: el mundo aparente, que cambia constantemente, y un mundo inmutable e invisible de las formas, que puede ser la causa de lo aparente.
La esencia precede a la existencia sartre
Los conceptos de esencia y existencia son anteriores a los discursos filosóficos contemporáneos. Sin embargo, no se utilizaban en este sentido, sino que aparecían en un sentido técnico o de representación en épocas anteriores del pensamiento. Mientras que Aristóteles distinguía entre “forma” y “materia”, siendo la primera la que representaba la “esencia” y la segunda la “existencia”, Platón prefería el uso de los términos “universales” (esencia) y “particulares” (existencia); la ontología kantiana adoptó la opción de “noumena” (esencia) y “fenómenos” (existencia); pensadores medievales (cristianos) como Aquino distinguían entre esencia y existencia utilizando conceptos como “potencialidad” y “actualidad”. Para él, “la esencia da cuenta de lo que una cosa es”[1] La esencia, considerada como la naturaleza de un ser, difiere del hecho de que exista. Sustancia” y “accidente” son también conceptos que se han utilizado indistintamente para designar la esencia y la existencia, respectivamente. Todos estos conceptos son instancias técnicas para conceptualizar tanto la esencia como la existencia. Pero el uso de los términos se hizo prominente en la era contemporánea, especialmente con el auge de la escuela de pensamiento del existencialismo. Personajes como Sartre, Heidegger, Kierkegaard, Marcel y Jaspers son figuras que, de un modo u otro, jugaron con los conceptos en su respectivo intento de desentrañar los misterios de la naturaleza humana.
La mala fe de Sartre
La afirmación sartreana se entiende mejor en contraste con la tesis escolástica de que la esencia precede a la existencia, es decir, una afirmación típica de esta tesis tradicional sería que el ser humano es esencialmente egoísta, o que es un ser racional.
Para Sartre, “la existencia precede a la esencia” significa que la personalidad no se construye sobre un modelo previamente diseñado o una finalidad precisa, porque es el ser humano el que elige emprender tal empresa. Sin negar los condicionantes de la existencia humana, responde a Spinoza, quien afirmaba que las personas están determinadas por lo que les rodea. Por lo tanto, para Sartre una situación opresiva no es intolerable en sí misma, pero una vez considerada como tal por quienes se sienten oprimidos la situación se vuelve intolerable. Así, al proyectar mis intenciones sobre mi condición actual, “soy yo quien la transforma libremente en acción”. Cuando decía que “el mundo es un espejo de mi libertad”, quería decir que el mundo me obligaba a reaccionar, a superarme. Sartre denomina trascendencia a esta superación de una situación presente que constriñe por un proyecto por venir. Añadió que “estamos condenados a ser libres”[8].
