Nunca me sentí amado de niño
La ciencia apoya la idea de que la calidez y el afecto expresado por los padres a sus hijos da lugar a resultados positivos de por vida para esos niños, según Child Trends, la principal organización de investigación sin ánimo de lucro de Estados Unidos centrada en la mejora de las vidas y las perspectivas de los niños, los jóvenes y sus familias.
Bienvenido a la primera clase que ofrece herramientas de crianza positiva y práctica adaptadas a los hitos del desarrollo de su hijo. Se acabaron las conjeturas a la hora de averiguar cómo poner en práctica las herramientas de crianza positiva. Los pasos se hacen fáciles, digeribles y divertidos.
La oxitocina es una sustancia química del cerebro que se libera cuando una persona siente amor y conexión. Se ha demostrado que ayuda a los padres a establecer un vínculo con sus hijos, añadiendo una sensación de confianza y apoyo entre ellos. Es muy probable que este vínculo ayude a nuestro cerebro a producir y utilizar la oxitocina, haciendo que el niño sienta más emociones positivas.
Además, un estudio de 2013 de la UCLA descubrió que el amor y el afecto incondicionales de los padres pueden hacer que los niños sean emocionalmente más felices y menos ansiosos. Esto sucede porque su cerebro cambia realmente como resultado del afecto.
No ser amado de niño
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Amy Morin, LCSW, es la editora en jefe de Verywell Mind. También es psicoterapeuta, autora del exitoso libro “13 Things Mentally Strong People Don’t Do” (13 cosas que no hacen las personas mentalmente fuertes) y presentadora del podcast The Verywell Mind.
La crianza no involucrada, a veces denominada crianza negligente, es un estilo caracterizado por la falta de respuesta a las necesidades del niño. Los padres no implicados exigen poco o nada a sus hijos y a menudo son indiferentes, despectivos o incluso completamente negligentes.
En la década de 1960, la psicóloga Diana Baumrind describió tres estilos de crianza diferentes basándose en sus investigaciones con niños en edad preescolar: crianza autoritaria, autoritativa y permisiva. En años posteriores, los investigadores añadieron la crianza no implicada.
Señales de que tus padres no te quieren
Por qué algunos niños no quieren a sus padres 3 minutosLos niños que no quieren a sus padres suelen tener dificultades en sus otras relaciones afectivas. De hecho, su indiferencia significa que son incapaces de formar amistades o relaciones románticas en las que se sientan bien consigo mismos.Última actualización: 20 de agosto de 2021El amor mutuo entre hijos y padres tiende a darse por sentado. Sin embargo, no debería ser así. Porque algunos niños no quieren a sus padres. Esto no es un trastorno, ni una prueba de naturaleza anormal. La idea de que los hijos no quieren a sus padres no debe tomarse al pie de la letra. De hecho, a menos que haya alguna limitación o deficiencia, los niños siempre estarán vinculados emocionalmente a sus padres. Sin embargo, lo que ocurre es que a veces estas emociones no son positivas. Cuando los hijos no parecen querer a sus padres, suele ser porque su afecto ha sido reprimido o inhibido. Por lo tanto, el amor está ahí pero no se manifiesta ni se expresa adecuadamente. ¿Cómo ocurre esto? “Cada día de nuestra vida hacemos depósitos en los bancos de memoria de nuestros hijos”.
Niño no querido
El amor y el afecto son esenciales para el desarrollo saludable del cerebro de un niño. Los sentimientos de un niño sobre sí mismo, su confianza en sí mismo y su capacidad para afrontar el estrés se ven afectados por la forma en que sus padres les responden.
Si tienes una relación cálida, cariñosa y afectuosa con tu hijo, le ayudarás a sentirse seguro y protegido. Esta sensación de seguridad se conoce como vínculo o apego. Cuando los niños se sienten seguros, es más probable que sean felices y confiados, y que sean capaces de manejar los conflictos y la ira. Si tu hijo se siente seguro, es más probable que sea curioso y empiece a explorar, lo que le ayudará a desarrollarse bien.
El contacto físico abundante, como los mimos, las caricias, las manos y las cosquillas, ayudan al bebé o al niño a liberar sustancias químicas naturales en su cuerpo. Esto les hace sentirse bien, y las sustancias químicas también ayudan a su cerebro a crecer. Esto no les estropea.
Jugar juntos es una forma importante de demostrar a tu bebé o niño que te preocupas por él y le quieres. Le prestas atención y le haces sentir especial. Jugar juntos no tiene por qué costar mucho. Tu tiempo y tu atención son más importantes que los juguetes caros.